Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Viernes de la 25 a. Semana – Ciclo B

“Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos contestaron: “Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas” El les preguntó: “Y vosotros ¿quién decís que soy yo?” (Lc 9,18-22)

Lucas nos presenta a Jesús en oración.
En un momento de diálogo y de experiencia de sí mismo y de su misión.
En esa experiencia en diálogo con el Padre, debió de plantearse el problema de cómo la gente lo iba percibiendo:
No era la curiosidad de saber cuál era su popularidad.
No era la curiosidad de saber cómo andaba en las encuestas.
Jesús no estaba en campaña lectoral, ni tampoco le preocupaba el “rating”.
Era el interés y la preocupación de saber si realmente la gente le estaba entendiendo y comprendiendo su Evangelio.
Por eso, la pregunta que hace sobre lo que “piensa la gente de El” la hace en clima de oración, en clima de interioridad y comunión con el Padre.
Es como un momento de discernimiento espiritual.

Algo que, posiblemente a nosotros se nos escapa:
Hacemos muchas cosas.
Hablamos posiblemente demasiado.
Planificamos muchas cosas.
Pero ¿nos preguntamos qué dicen y piensan nuestros fieles?
¿Nos preguntamos si los fieles están de acuerdo con nuestras homilías?
¿Nos preguntamos si nuestras homilías llegan realmente al corazón y a la vida de los fieles?
¿Nos preguntamos si nuestras homilías les dicen algo a nuestros fieles?
¿Nos preguntamos si el funcionamiento de nuestras parroquias llega a nuestros fieles?

Invitamos con frecuencia a nuestros fieles a muchas reuniones.
La verdad es que la gente no asiste o asisten los “de siempre”, esos que tenemos hasta en la sopa.
¿Nos hemos preguntado por qué no asisten?
¿Los hemos invitado alguna vez para que nos digan lo que piensan:
¿De nuestras predicaciones?
¿De nuestros horarios?
¿De nuestra atención?
¿De cómo llegamos a ellos?
¿De qué hacemos con los que no vienen?

Creo que nos damos por muy satisfechos de lo que hacemos y esto nos impide cuestionarnos.
Y la Iglesia tiene que estarse siempre preguntando:
¿Qué piensa el Pueblo de Dios?
¿Qué dice el Pueblo de Dios?
¿Cómo nos ve el Pueblo de Dios?

Creo es el momento de cuestionarnos a nosotros mismos como lo hizo el mismo Jesús.
También El quería saber qué decía y pensaba la gente.
Si El lo hacía ¿qué menos que lo tengamos que hacer nosotros?
Una institución que no se cuestiona sino se pregunta qué piensan los demás, es una institución muerta.
La Iglesia tiene preguntarse ¿qué piensa de ella el Pueblo de Dios?
La vida consagrada tiene que preguntarse ¿qué piensa y cómo nos ve el Pueblo de Dios?
La Parroquia tiene que preguntarse ¿qué piensa de ella el Pueblo de Dios?
La familia tendría que preguntarse ¿cómo se la ve hoy en el mundo y en la Iglesia?
Y cada uno de nosotros,¿por qué no someternos a ese juicio crítico de cómo nos ven nuestros fieles, Pueblo de Dios?
Solo seremos nosotros mismos si somos capaces de someternos al juicio de los demás.
Solo seremos auténticos si nos dejamos cuestionar por los demás.
Porque no somos para nosotros mismos sino para los demás.
Y son esos “demás” los que pueden decirnos si “somos o no somos”.

Clemente Sobrado C. P.

Una respuesta a “Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Viernes de la 25 a. Semana – Ciclo B

  1. Gracias Padre Clemente, no se imagina la inmensa ayuda que me brinda ahora que la necesito cuando leo diariamente sus publicaciones siento alegría infinita porque se que Dios está en mi vida asi como en la de toda la humanidad. Dios lo bendiga siempre.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.