“Pedro se puso a decir a Jesús: “Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido” Jesús dijo: “Les aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más, casas hermanos, hermanas madres, padres y tierras, con persecuciones, y en el futuro la vida eterna. Muchos de los primeros serán últimos, y los últimos serán primeros”. (Mc 10,28-31)
Ante la actitud del que vino corriendo y regreso con la cabeza gacha, Pedro dice muy ufano: “Bueno, Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo por ti y te hemos seguido”.
El problema difícil es dejarlo todo.
Pero lo que vale de verdad no es dejar.
El fruto del dejar es el “seguir”.
No se trata de dejarlo todo y quedarse calato en la calle.
Dejar es el primer paso.
Dejar es dejar libre el camino.
Dejar es ponerse en traje de seguimiento.
Dejar es importante.
Pero lo que da valor al dejar es el “seguir”.
Por eso Pedro dice que lo han dejado todo “y te hemos seguido”.
Dejar por dejar crea pobres.
Dejar por seguir a Jesús crea cristianos.
Dejar es imitar a Jesús que como dice Padre en la Carta a los Filipenses:
“El cual, siendo de condición divina
no retuvo ávidamente
el ser igual a Dios.
Sino que se despojó de sí mismo
tomando la condición de siervo,
haciéndose semejante a los hombres
y apareciendo en su porte como hombre;
y se humilló a sí mismo,
obedeciendo hasta la muerte
y muerte de cruz”. (Flp 2,6-9)
Y concluye “por lo cual Dios lo exaltó y le otorgó el nombre sobre todo nombre”.
El desprendimiento de todo, incluso de lo más íntimo tiene su recompensa:
Un mundo nuevo donde todos somos familia.
Un mundo nuevo donde todos somos hermanos.
Un mundo nuevo donde todos vivimos abiertos a todos.
Pero este mundo nuevo en la libertad tiene también su precio:
“las persecuciones”.
Porque los que viven:
en la libertad, son un peligro para el mundo.
desprendidos de todo, son un peligro para el egoísmo del mundo.
desprendidos de todo, son un peligro para nuestros sistemas económicos.
Y por eso estorban.
No son bienvenidos al mundo.
Y son perseguidos del mundo por ser considerados revolucionarios.
Por es perturbadores del orden social.
Pero, Dios nos sabrá valorar.
Dios nos abrirá las puertas de un mundo diferente.
Dios nos hará autores de un mundo donde todos logren ser libres.
Clemente Sobrado C. P.