Via Crucis

Vía Crucis de Dios en el Vía Crucis del hombre

Presentación

Los caminos de los hombres son los caminos de Dios.
Señor, no andamos por caminos diferentes.
Tú andas por donde nosotros andamos.
Y nos pides que nosotros andemos por los tuyos.
15Ni Tú quieres caminar en solitario,
ni quieres dejar que nosotros caminemos en soledad.
Nosotros queremos ser tus Cireneos que te ayudemos a llevar tu Cruz,
como tú quieres ser el nuestro que nos ayudes a cargar con las nuestras.
Tú cargas con tu Cruz, que en realidad no es tuya.
Es la que nosotros hemos fabricado para ti.
En tu Cruz están todas nuestras cruces.
Por eso, Tú y nosotros, cargamos la misma cruz.
Tú sabes mucho de cruces. Nosotros también.
Enséñanos a ser fuertes y que, como Tú, podamos llegar juntos al final del camino.
Cansados, sí, pero con suficientes fuerzas todavía:
Para pensar y preocuparnos por los demás.
Para entregar nuestras vidas por los demás.
Para tener la suficiente serenidad de decir al final del camino:
«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu«.

Primera estación: Jesús condenado a muerte

Declarado inocente, pero condenado a muerte.
Demasiados inocentes que no tienen para pagar un abogado que defienda su inocencia.
Porque hoy, Señor, lo que hay que probar no es el delito, sino la inocencia.
No importa si eres inocente. Tienes que demostrarlo.
Y aún así no te creen.
01A Ti te reconocieron inocente. Pero no te creyeron.
Hoy no condenamos a la cruz. Pero condenamos a pudrirnos en la cárcel.
Y todavía nos lavamos las manos. Nadie quiere hacerse responsable.
Hoy no existen responsables.
Jesús no tuvo abogados para su defensa.
Tampoco El quiso defenderse.
Así se identifica mejor con todos esos crucificados inocentes a quien nadie defiende.
Señor, hoy hablamos mucho de los derechos humanos.
Pero ¿Quién reconoce esos derechos en el otro?
¿Y, me quieres decir, dónde están los derechos de Dios?
¿Y puede haber derechos humanos cuando le negamos a Dios los suyos?
«Que la Pasión de Jesús esté siempre grabada en nuestros corazones».

Segunda estación: Jesús cargado con su Cruz

No solo es condenado a ser crucificado.
También tiene que llevar y cargar con su propio suplicio.
Santuario de San Gabriel de la Dolorosa, Gran Sasso - ItaliaLos hombros de Jesús ya saben ahora lo que pesan las cruces de los hombres.
Los hombros de Jesús ya saben que las cruces no las hace Dios sino que las fabricamos los hombres.
No es Dios quien nos manda las cruces.
Las cruces las hacemos los hombres: para Dios y para los hombres.
En nada se diferencian las cruces de Dios y las cruces de los hombres.
Todas ellas son de la misma madera. ¡Triste destino de la madera!
Tú algo sabías de estas cosas cuando nos dijiste: que los grandes imponen «cargas pesadas».
En tanto, tú nos decías: «mi carga es suave y ligera», y no te creímos.
«Que la Pasión de Jesús esté siempre grabada en nuestros corazones».

Tercera estación:  Jesús cae por primera vez bajo la cruz

Dios no se revela como el forzudo capaz de cargar la cruz como si no le pesase.
También El manifiesta su debilidad y flaqueza.
También El revela que el amor no se manifiesta en lo fuerte sino en lo débil.
Y ahí está ahora, caído bajo el peso de la Cruz, besando el polvo del camino.
El amor también se manifiesta caído en el suelo.
El amor también se manifiesta derrumbado bajo el peso de una cruz.
También Dios necesita que le ayuden a levantarse.
También Dios necesita de una mano en la que apoyarse.
Ser débil no es una desgracia, ni es ser menos Dios ni menos hombre.
Ser débil no significa ser menos útil para los hombres.
Ser débil y estar caído es parecerse más a nosotros.
Ser débil y besar el polvo de los caminos es ser una palabra de aliento para los débiles.
Sentirse débil y frágil es identificarse y acercarse cada vez más a nosotros.
¡Qué grande te veo, Señor, cuando te contemplo débil y tirado en el suelo como yo!
«Que la Pasión de Jesús esté siempre grabada en nuestros corazones».

Cuarta estación: Jesús se encuentra con su Madre

Hay encuentros que duelen más que la misma Cruz.
Hay encuentros que duelen más que la propia humillación de condenado a muerte.
Porque hay encuentros que duelen en el corazón.
Porque hay encuentros que hieren el corazón de los demás.
Santuario de San Gabriel de la Dolorosa, Gran Sasso - ItaliaVerte condenado y camino de la cruz ante los demás humilla.
Pero verte condenado y camino de la cruz ante los ojos de la madre, hieren el corazón del Hijo y de la Madre.
Ya no es tu dolor el que te duele.
Es sentir el corazón de la Madre que nada puede hacer por ti.
Es sentir el corazón de la Madre adolorido e impotente.
Es volver a sentirte niño a la espera de los brazos maternos.
Es volver a sentirte niño a la espera de la caricia de unos ojos que siguen amándote.
No es tu dolor el que te duele.
Es sentir que alguien sufre por Ti.
Es sentir que también ella está llevando su cruz sin que nadie se entere.
Es el dolor de todos los corazones de todas las madres sin poder estrechar entre sus brazos al hijo que ya no parece suyo, porque ya les pertenece a todos los hombres.
«Que la Pasión de Jesús esté siempre grabada en nuestros corazones».

Quinta estación: El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz

El camino del Calvario es el camino donde unos vienen a descansar y otros van camino de la muerte.
Es el camino del hombre que viene y de Dios que va.
Es el hombre y Dios que se cruzan en el camino.
Santuario de San Gabriel de la Dolorosa, Gran Sasso - ItaliaEs el camino donde Dios necesita del hombre, aunque también él esté cansado.
Es el camino donde el hombre puede prestar sus fuerzas a la debilidad de Dios.
Es el camino donde el hombre puede prestar sus hombros a los hombros cansados de Dios.
Es el camino donde el hombre puede aliviar los cansancios de Dios.
Es el camino donde los hombres aprenden a sentir en propia carne el cansancio de los demás hombres.
Es el camino donde los hombres aprenden a olvidarse de sí para compartir la debilidad de los demás hombres.
Es el camino donde mis prisas no cuentan porque sé que alguien está sufriendo más yo.
Es el camino donde de los samaritanos tienen menos prisas que los buenos que van a rezar al templo.
Es el camino donde los hombres son más importantes que el culto en el templo.
«Que la Pasión de Jesús esté siempre grabada en nuestros corazones».

Sexta estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús

En el camino de la Cruz no podía faltar el corazón femenino.
No podía faltar la sensibilidad y la ternura femenina.
No podía faltar la valentía femenina que rompe las barreras y las prohibiciones.
Santuario de San Gabriel de la Dolorosa, Gran Sasso - ItaliaLa Verónica es como un pequeño oasis en medio del desierto del camino.
Un lienzo, tal vez el mismo delantal, acaricia suavemente el rostro ensangrentado.
Una mano llena de ternura limpia el rostro sucio de sangre y polvo de Jesús.
En medio de tanta injusticia siempre brilla una luz de esperanza.
En medio de tanta pequeñez de corazón, no puede faltar la ternura de lo femenino.
En medio de una charca de lodo, siempre pude florecer una flor que presta su belleza y su hermosura.
Siempre hay alguien que se sale del montón y rompe con la masificación de los sentimientos.
Siempre hay alguien que, donde todos condenan, pone una palabra de justicia.
Por eso, fue ella, la Verónica, la que pudo regalarnos el mejor y el único retrato del rostro de Jesús.
«Que la Pasión de Jesús esté siempre grabada en nuestros corazones».

Séptima estación: Jesús cae por segunda vez bajo la Cruz

¿Fue debilidad? ¿Tal vez tropezó con las piedras del camino?
Las razones sirven de poco.
De nuevo vemos a Jesús como acariciando la tierra con sus mejillas.
Santuario de San Gabriel de la Dolorosa, Gran Sasso - ItaliaEl camino no tiene la culpa de que alguien caiga bajo el peso de la cruz.
En el camino caen los débiles.
Porque los fuertes, los poderosos se mantienen en pie.
Pero no son los erguidos y orgullosos que detectan el poder, los que me salvan y salvan al mundo.
Son los débiles, los frágiles, los que carecen de poder los que nos salvan de verdad.
Los que están arriba nos aplastan.
Los que están abajo besando el polvo del camino nos ayudan a levantarnos.
Son los fuertes los que nos pisan.
Son los débiles los que nos enseñan a levantarnos.
Son los fuertes y los grandes los que destruyen nuestra dignidad.
Son los débiles los que nos enseñan a ser fuertes.
«Me glorío en mis debilidades, porque es ahí donde se pone de manifiesto el poder de la gracia de mi Señor Jesús».
«Que la Pasión de Jesús esté siempre grabada en nuestros corazones».

Octava estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén

De nuevo lo femenino en el camino del Calvario.
Frente a la dureza del hombre, la sensibilidad de las mujeres.
Frente a la indiferencia de lo masculino, las lágrimas femeninas.
Santuario de San Gabriel de la Dolorosa, Gran Sasso - ItaliaLas lágrimas no solucionan los problemas.
Pero consuelen el corazón y suavizan lo escabroso del camino.
Cuando uno ama de verdad se olvida de sus propios dolores.
Cuando uno ama como Dios ama se olvida de sí mismo.
Y ahora es Jesús, cargado con su cruz, el que trata de secar aquellas lágrimas.
Ahora es Jesús que deja de pensar en el peso de la cruz, y consuela a las que lloran por El.
Siempre tenemos algo que dar a los demás.
Las mujeres pueden regalar sus lágrimas de compasión y de afecto.
A Jesús cargando con su cruz, aún le quedan sentimientos para darles una palabra de aliento.
Nadie tiene tan poco que no pueda compartir algo de lo que aún le queda.
El dolor puede destruir el cuerpo, pero siempre queda el corazón para sentir y amar.
«Que la Pasión de Jesús esté siempre grabada en nuestros corazones».

Novena estación: Jesús cae por tercera vez bajo la cruz

Cuanto más se alarga el camino, las fuerzas comienzan a disminuir.
De nuevo la debilidad domina y vence el cuerpo de Jesús.
Cuanto más uno se acerca a la cima, tanto más las piernas acusan el cansancio.
Santuario de San Gabriel de la Dolorosa, Gran Sasso - ItaliaNo es fácil para el alpinista el último tramo para llegar a la cima de la montaña.
Tampoco es fácil para Jesús llegar hasta la cima del Calvario.
Cada vez, el camino se hace más duro, no porque sea distinto, sino porque las fuerzas le van abandonando.
Y de nuevo el signo de la debilidad de Dios configurándose con la debilidad de los hombres.
Por tercera vez, Jesús en el suelo, bajo el peso de la Cruz.
Es fácil luchar con nuestra debilidad al comienzo.
Pero luego termina por derrumbarnos y hacernos caer. Y de nuevo su cuerpo en el suelo.
Pero el corazón y el ánimo siguen mirando al final.
Se puede perder el equilibro, pero no la dirección.
La debilidad y las flaquezas no son la última palabra de la vida.
El motor es más fuerte que la carrocería.
Y el corazón es más grande que el cuerpo.
«Que la Pasión de Jesús esté siempre grabada en nuestros corazones».

Décima estación: Jesús despojado de sus vestidos

Cuando se llega al final del camino lo único que queda es:
Un cuerpo cansado y sin fuerzas.
Y unos vestidos ensangrentados y sucios por el polvo.
Santuario de San Gabriel de la Dolorosa, Gran Sasso - ItaliaY aún esos están de sobra. También ellos estorban.
Para subir a la Cruz y morir no hacen falta vestidos.
Nacemos desnudos y morimos como nacemos, desnudos.
Desnudos de todo y de todos.
Desnudos de nosotros mismos.
Es el desprendimiento total que nos hace libres para afrontar la muerte.
Es la libertad plena para decir sí a la muerte.
Porque sólo con esa plena libertad podemos decir: «hágase tu voluntad».
Que los demás se repartan los vestidos.
Que echen a suerte la túnica.
Mientras tanto, el cuerpo de Jesús desnudo de todo.
Aunque no podrán desnudarle de su corazón.
Porque no podrán desnudarle de su amor.
No podrán desnudarle de su esperanza.
A la cruz se sube sin vestidos, pero no sin corazón y sin amor.
«Que la Pasión de Jesús esté siempre grabada en nuestros corazones».

Undécima estación: Jesús es clavado en la cruz

Manos y pies clavados a unos maderos.
Manos que ya no pueden extenderse y tocar y acariciar.
Pies que ya no pueden andar ni caminar.
Mientras tanto, un corazón para seguir latiendo fatigosamente, amando a todos.
Santuario de San Gabriel de la Dolorosa, Gran Sasso - ItaliaMientras tanto, un amor que sigue amando y perdonando y salvando.
Ellos mismos están escribiendo las señales pascuales de su Resurrección.
«Ved las llagas de mis manos».
«Ved las llagas de mis pies».
El dolor de los clavos encoge los nervios y tendemos del cuerpo.
Pero dilata la universalidad del amor.
Podemos clavar las manos y los pies, pero no podemos clavar el corazón.
Dentro de unos días, volverá a tener manos nuevas que volverán a estrechar las nuestras.
Dentro de unos días, volverá a tener pies nuevos que volverán a caminar con nosotros.
Mientras tanto, ahí queda su cuerpo clavado a unos maderos para hacerse un solo madero, el de la Cruz.
Ahora, ya pueden levantarlo en alto.
Ahora, colgado, dejará de ser espectáculo de triunfadores y será espectáculo que atraerá el corazón de los hombres: «cuando sea levantado en alto atraeré a todos hacia mí».
«Que la Pasión de Jesús esté siempre grabada en nuestros corazones».

Duodécima estación: Jesús muere en la Cruz

Los hombres han logrado lo que querían. Han triunfado.
Y Dios también ha logrado lo que siempre esperó. Ahora es el triunfo de Dios.
Morir no es dejar de existir.
Santuario de San Gabriel de la Dolorosa, Gran Sasso - ItaliaMorir es dar paso a la vida.
«Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no da fruto;
pero si muere dará mucho fruto».
Mientras unos celebran su triunfo humano, el triunfo del poder y se quitan de en medio a alguien que les estorbaba, Dios también celebra su triunfo:
Celebra el triunfo del amor:
«nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos».
Celebra el triunfo de la salvación del hombre:
«Dios envió a su Hijo no para condenar al mundo sino para salvarlo».
¿Qué hace Dios en la Cruz? Revelarse como Dios, como amor.
¿Qué hace Jesús en la Cruz? Revelar el rostro y el corazón de Dios.
¿Qué hacen Dios y Jesús en la Cruz? Revelar la dignidad y la importancia del hombre.
¿Qué hace Jesús muriendo en la Cruz?
Dar su vida humana para volver a la vida divina.
Dar su vida para que los hombres tengamos vida.
Dar su vida para enseñarnos a los hombres a amar.
Dar su vida para convertirse en Evangelio.
«Adorámoste Cristo y te bendecimos porque con tu santa Cruz redimiste al mundo».

Decimotercera estación: Jesús es bajado de la cruz.

Del anuncio del Angel al seno virginal de María.
Del seno de María a un pesebre.
De las manos de los hombres a la Cruz y a la muerte.
De la Cruz, de nuevo a los brazos de la Madre.
En Belén, María acarició las tiernas carnes de Dios hecho hombre.
En el Calvario, María acaricia las carnes rotas y ensangrentadas del Hijo muerto.
Ella nos lo entregó generosamente con su maternidad.
Ahora nosotros se lo devolvemos cadáver, fruto de nuestros egoísmos.
María no entendió cómo Dios podía latir en sus entrañas.
María no entendió cómo Dios podía nacer como cualquier niño y en un pesebre.
María, tampoco entiende ahora, aquel cuerpo sin vida tendido en su regazo de madre.
Para los demás está muerto.
Para ella está muerto pero vivo.
En medio del dolor de madre, en su corazón alumbran las primeras luces de la Pascua.
El Hijo ya no sufre. Ahora sufre la madre.
«Y María guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón».
«Oh María, las dulces llagas graba en del mi del Hijo amado, por mi amor Crucificado»

Decimocuarta estación: Jesús es puesto en el Santo Sepulcro

Virgen fue el vientre que le prestó su Madre.
Virgen es también el sepulcro que le prestaron unos amigos.
La madre le prestó sus entrañas para nueve meses.
Los amigos le prestan el sepulcro para tres días.
Santuario de San Gabriel de la Dolorosa, Gran Sasso - ItaliaNo lo necesitaba más tiempo.
Tres días eran suficientes para quien resucitaría al tercer día.
Vacío estaba cuando lo sepultaron. Estaba de estreno.
Vacío lo dejó al resucitar. Estreno de todos los nuevos sepulcros.
Sin El la tierra parecía vacía.
Y la tierra volverá a sentirse llena con su presencia pascual.
Todos lo creían encerrado tras la pesada losa que rodaron a la entrada.
Todos sentían el frío del miedo y la cobardía con las puertas cerradas.
Una especie de sepulcro para quienes se quedan encerrados en la muerte.
Un especie de sepulcro para quienes no creen en la vida.
Cuando van de madrugada el sepulcro estará vacío.
Pero El estará vivo entre las flores del jardín.
Y los corazones volverán a revivir. Y todo comenzará de nuevo.

«Anunciamos tu muerte. Proclamamos tu Resurrección».

Clemente Sobrado cp.

15 Respuestas a “Via Crucis

  1. las cosas divinas

  2. Daniel loureiro

    Muy extraordinaria tu vena escriturística, que sigue brotando agua, aun en esta segunda juventud, he visto el Via-crucis, muy lleno de ideas, muchas felicidades, que sigas con tu chorro de pensamiento.

  3. me encanta comentar acerca de via crucis , pues es un tiempo donde todos como cristiamos sentimos a carne propia todo lo que jesus tuvo que soportar, la humillacion de pilato , y todo lo que ustedes sabran en este transcurso de reflexion. atte. yaneth

  4. ese comentario ese comentario es mio y de nadie mas

  5. te amo senor por todo lo que sufriste por nosotros

  6. santos antonio aquino robles

    Muy bonito e interesante, gracias por compartirlo, un saludo

  7. encontre lo q qeriaoohohohho yeysshhshs

  8. Pingback: Bocadillos espirituales para vivir la Semana Santa: Viernes Santo – Ciclo C | Mensaje a los Amigos

  9. yo qeria el mensaje del via crucis

  10. Señor Jesucristo te pedimos perdón y te alabamos por siempre. No nos desampares ni día ni de noche. Amen.

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