La mujer se acercó asustada

1h1

Domingo 13 del Tiempo Ordinario – B

Hay trozos del Evangelio que nos pasan medio desapercibidos. O que no queremos darles importancia, que suele ser lo más frecuente. Todo el mundo está apretujando a Jesús, como se lo dicen los mismos discípulos, y sin embargo Jesús sintió que alguien le tocaba de verdad ya que una fuerza había salido de él. Y ésta era una mujer. ¡Curioso, sólo una mujer logró tocar verdad a Jesús y sólo esa fuerza misteriosa de Jesús logró curar a una mujer.

También las mujeres hoy están queriendo acercarse a la Iglesia. Es posible que muchos estemos en la Iglesia y nadie se entere. Y hasta es posible que no seamos capaces de arrancar esa fuerza vital de la Iglesia.

¿No serán las mujeres también las que todavía tienen esa capacidad de fe y de esperanza en la vitalidad de la Iglesia?
Pero sigo teniendo miedo de que también hoy las mujeres se acerquen a la Iglesia un tanto “asustadas” temiendo el rechazo. Porque, por muchas y bonitas palabras que digamos sobre ellas, aún seguimos viéndolas como un tanto distantes. La verdad es que todavía la mujer no ha encontrado su verdadero lugar dentro de la Iglesia. Todavía sigue sintiéndose una cristiana de segunda categoría. Sabe que aún son muchas las cosas que se le prohíben en la Iglesia. Aceptamos que escuchen. Pero aún siguen con cierta mordaza impidiéndoles hablar y decir lo que piensan y lo que sienten. ¿Y cómo pretenderemos que la mujeres nos escuchen a los hombres, si saben que los hombres no sabemos escucharlas a ellas?

En el Evangelio de hoy, es Jesús quien sana y cura a la mujer enferma. Hoy me pregunto si es la mujer o no seremos los hombres los que necesitan ser sanados y curados de ese sin fin de prejuicios contra la mujer, a la que aún no la hemos reconocido en condiciones de igualdad.
La Iglesia sigue teniendo un rostro demasiado masculino y poco femenino. ¿Cuándo lograremos una Iglesia, que es femenina, con un rostro menos masculino y más femenino? Creo que ya es hora de que eso de “igual dignidad entre hombre y mujer” sea una realidad en la Iglesia y no una utopía.

Creo que ya es hora de que escuchemos su voz y la hagamos sentir que también ella tiene mucho que hacer y mucho que decir en la Iglesia y a la Iglesia. Jesús no alabó la fe de los que le apretujaban. Pero sí alabó y valoró la fe de aquella tímida mujer: “Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud”.

“Un cierto feminismo es necesario”
Que nadie se asuste con el título, porque debo confesar que no es mío y se lo debo al Cardenal Carlos María Martini. Y me van a permitir le copie para que vean que no me pertenece:

“Las mujeres son compañeras desde el comienzo: como varón y mujer creó Dios al ser humano. Los hombres de la Iglesia tienen que pedir perdón a las mujeres por muchas cosas, pero sobre todo deben verlas hoy en día más como compañeras. En los últimos años, las mujeres han luchado mucho: un cierto feminismo es necesario. Por eso, los hombres no deben temer ni dejarse empujar a una oposición opuesta… En lo tocante a la conducción de la Iglesia quisiera pedir paciencia. Ella descubrirá cada vez más las posibilidades de las mujeres. Muchas cosas se han movido y más aún se habrán de mover, sobre todo si nos tratamos mutuamente como iguales. Como dato para tener en cuenta quisiera agregar que las distintas Iglesias tienen ritmos diferentes en este proceso. Nuestra Iglesia es un tanto tímida”. (Conversaciones nocturnas en Jerusalén pág 1669)

Lo dice un Cardenal y de los de renombre y un gran intelectual y pastoralista. Diera la impresión de que tiene esperanza de que las cosas pueden cambiar. Primero siente que “un cierto feminismo” es necesario para que las cosas se muevan. Que los hombres tenemos que pedirles perdón por haberlas marginado y sentirnos dueños del bollo entero. Con frecuencia las cosas se logran a base de inconformidad y de lucha. La mentalidad y la cultura no cambian por automatismos sino por las luchas de las bases. Las luchas obreras han logrado el reconocimiento de muchos derechos. El feminismo, querámoslo o no, ha conseguido muchos logros en la sociedad que antes parecían imposibles.

Pero les da una recomendación, que yo la resumiría así: sigan luchando, pero no tengan prisas. Muchas cosas ya han cambiado y seguirán cambiando.

Y hace una confesión que a muchos pudiera parecerles demasiado atrevida. “Nuestra Iglesia es un tanto tímida”. Y lo dice un Cardenal que ama profundamente a la Iglesia.

Y hace una afirmación interesante: “que tenga paciencia”. Una paciencia que no es quedarse quietas, sino seguir luchando.

Y un principio fundamental: “reafirmar el principio de igualdad”. Cuanto más vivamos el principio de igualdad, tanto más nos iremos incorporando todos en el quehacer eclesial. Porque el problema está en que hemos vivido una superioridad masculina injusta.

Oración
Señor: Tenemos que reconocerlo. Hemos sido demasiado machistas.
Y lo peor es que a tu Iglesia la hemos privado del sentimiento de lo femenino.
Siempre hemos visto a la mujer, más que como una compañera,
como un peligro a evitar.
Desde luego no logro entender cómo han aguantado tanto sabiendo
que ellas significaban un peligro para todo el mundo.
Y yo me pregunto ¿quién ha sido más peligroso? ¿El hombre o la mujer?
Perdona, Señor, que tu Iglesia huela demasiado a hombres,
cuando en realidad han sido ellos los que menos la han frecuentado.
Y que sepamos reconocer que muchos de nosotros somos creyentes
no gracias a los hombres sino a las mujeres.
Señor, bendícelas, y que les vayamos abriendo camino también en tu Iglesia.

Clemente Sobrado C. P.

www.iglesiaquecamina.com

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Una respuesta a “La mujer se acercó asustada

  1. Macanudo el comentario sobre el valor que debe tener la mujer. Me servirá de mucho para mi trabajo

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