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Palabras para caminar: Reconcíliate con la vida

1.- No seas de los que a diario despotrican contra la vida. Protestar contra la vida no mejora la vida. La única manera de mejorar y hacer cada día más bella la vida es reconciliarse con ella. Aceptarla con ilusión y con cariño.
Flickr: Jônatas Cunha

2.- No digas que «la vida es perra». La vida es bella y es hermosa. La vida no se define por los problemas que tú vives en ella. Ella vale por sí sola. Un anciano, que «ya nada podía esperar de la vida» decía, «a pesar de todo, la vida es bella. Tengo ganas de vivir». Reconcíliate con la vida.

3.- No digas que la vida es una desgracia. ¿Crees que el amanecer o el atardecer dejan de ser lo hermosos que son, por el hecho de que tú te levantes de mal humor o termines el día amargado? La desgracia no está en la vida sino en cómo tú te sientes frente a la vida. Reconcíliate con la vida.

4.- No digas que la vida es una carga insoportable. ¿Recuerdas el payasito de un cuadro cargando con un negrito en sus brazos? Al lado una leyenda dice: «no me pesa, es mi hermano». La vida pesa, resulta una carga insoportable el día que la ves como tu enemiga. Trata de reconciliarte y ser amigo de la vida. La vida ya no te pesará. «es tu mejor hermana».

5.- No digas que la vida está vacía. Hay muchas ollas vacías. Sólo esperan a que alguien las llene. Ellas están ahí. La vida está ahí. También ella está a la espera de que seas tú quien la llene. Las vidas vacías como las llenas dependen de ti. Reconcíliate con la vida y ya tendrás un poco más de vino dentro.

6.- No digas que la vida carece de sentido. Tu carro antes de ponerlo en marcha tampoco tiene dirección alguna. Eres tú quien debe orientarlo, guiarlo, conducirlo. El sentido se da. Las vidas, la tuya por ejemplo, tienen el sentido que tú quieras darle. Reconcíliate con ella.

7.- No arrastres la vida. Cógela en tus manos. Acaríciala. Ámala. Mímala. Y ya no serás tú quien la arrastres o la lleves. Verás que es la vida misma la que termina llevándote a ti. Tú llevas tu vida. Pero tu vida te lleva a ti. Reconcíliate con ella.

Clemente Sobrado C. P.

Palabras para caminar: Acepta a los demás

1.- Acepta a los demás como son, no como tú quisieras que sean. Cuando los aceptas como tú los quieres no los estás aceptando a ellos. Y cada persona necesita ser aceptada como es. Como nos acepta Dios a nosotros. ¿Crees que tú eres como Dios quisiera que fueses? Si Dios esperase a amarte para cuando seas como Él quiere, no te amaría nunca.

Flickr: Bruno Alexandre

2.- Acepta a los demás como son, aunque piensen diferente a ti. Su modo de pensar distinto te enriquece y te obliga a cuestionar tu propio modo de pensar. Prefiere a los que piensan de otro modo a aquellos que siempre dicen amén a todo lo que tu dices.

3.- Acepta a los demás como son, aunque actúen de modo diferente al tuyo. También eso significa una riqueza para ti. Te hacen ver que en la vida hay muchos estilos y muchas maneras de hacer las cosas y que por tanto, tú también puedes enriquecer tu manera de actuar.

4.- Acepta a los demás como son, aunque sientan de manera distinta a la tuya. Cada uno tiene su propia sensibilidad y su propia reacción frente a las cosas. ¿Te imaginas que todos fuesen sentimentales como tú? ¿Te gustaría que todos fuesen fríos e indiferentes como tú? Sus sentimientos pondrán calor a tu frialdad, y tu cabeza fría pondrá serenidad a sus sentimentalismos.

5.- Acepta a los demás como son, aunque hablen de modo diferente a ti. Cada uno se expresa a sí mismo en su palabra. Exprésate tú como tú eres y deja que los demás se expresen a sí mismos. En cualquier cuadro siempre hay más de un color. Los pintores suelen mezclar los colores, no excluirlos.

6.- Acepta a los demás como son, incluso si tienen una fe diferente a la tuya. Respétala. Es su conciencia. Cada uno tiene que ser coherente consigo mismo. Tú no eres el único que tiene la verdad. Y por otra parte, cada uno está obligado a seguir los dictámenes de su propia conciencia formada.

7. – Acepta a los demás como son, aunque no te sean siempre tan simpáticos. ¿Sabes a cuántos les caes antipático tú mismo? Pero el respeto y el amor por los demás ha de estar siempre por encima de nuestras simpatías o antipatías. Además, no olvides que Dios también ama a los antipáticos… Hasta ellos le caen bien.

Clemente Sobrado C. P.

Bocadillos espirituales para vivir la Cuaresma: Jueves de la 5 a. Semana – Ciclo A

“Dijo Jesús a los judíos: “Les aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre”. “Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo”. (Jn 8,51-59)

Jesús vivió en constante tensión.
Cuando tu vida es un peligro para los demás, sabes que, digas lo que digas, siempre cae mal.
Jesús hace un anuncio consolador y esperanzador:
“quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre”.
¡Con las ganas que todos tenemos de vivir, y sin embargo, cuando nos prometen la vida para siempre, nos escandalizamos y arremetemos contra el que nos la ofrece!
No dice Jesús que el que “lee mi palabra”, porque eso lo hacemos muchos.
Dice el que “guarda mi palabra”.
El que “cumple mi palabra”.
El que “vive mi palabra” ya está asegurando que no morirá para siempre.
Tampoco dice que “no moriremos”, sino que “no moriremos para siempre”.
Es decir: la fe en la palabra de Jesús no nos evita la muerte temporal.
Pero sí nos dice que solo será eso “temporal” porque la palabra la hace ya eterna.

Dicho de otra manera:
El Dios de la vida nos hace participar de la plenitud de su vida si creemos a la palabra de Jesús.
El Dios de la vida comparte con su vida con todos los que creen a la palabra.
El Dios de la vida se hace vida en cada uno de nosotros por la fe.
El Dios de la vida se hace vida para siempre a través de la fe en la palabra de Jesús.

Y aquí se da la tremenda contradicción:
Queremos vivir.
Y rechazamos a quien nos ofrece la vida.
No queremos morir.
Pero rechazamos a quien se atreve a ofrecer ese “no morir para siempre”.
“Será vida sin término paras todo el que guarda la palabra de Jesús, es decir, el que ama lo que dijo Jesús de forma que eso sea la norma de su conducta. La plenitud de vida, vida sin limitación alguna, es lo que Dios transmite y comunica al que se adhiere a él por medio de Jesús”. (J.M. Castillo)

Y resulta curioso:
Queremos ser más que la muerte y quien nos lo garantiza, tienen que esconderse, porque todos están armados de piedras para matarle. Por eso, querer vivir es maravilloso. Y prometer la vida a los demás es un riesgo.
Permíteme sugerirte toda una serie de ideas que hablan de muerte y que son vida.

Flickr: Juan Blanco

1.- Sí, atrévete a morir hoy. Atrévete a renunciar a ti mismo para preocuparte de los demás. Nadie celebrará ni llorará esa tu muerte. Pero no deja de ser muerte. Bueno, es una muerte que en realidad te da más vida. Para seguir a Jesús, los mejores son aquellos que “se negaron a sí mismos”.

2.- Sí, atrévete a morir. Muy fácil. Cuando en casa te acusen de todo, te hagan responsable de todo, porque tú fuiste el causante de esto y lo otro, tú calla. No respondas. Sí, ya sé que tus hígados te arderán dentro. Es que la muerte siempre quema por dentro. Cuando a Jesús le acusaron, el Evangelio dice que “El callaba”. El silencio también es una manera de morir.

3.- Sí, atrévete a morir hoy. Si te acusan, si sientes que hablan mal de ti, que murmuran de ti, no hagas caso. No te defiendas. ¿Qué tú tienes la razón ¿Y crees que Jesús no tenía razón cuando le acusaban? Pero no se defendió. Prefirió callarse. Deja que sea tu vida tu mejor defensa.

4.- Sí, atrévete a morir. Olvidarte de tus intereses y dedícate a satisfacer las preocupaciones de los demás. El tiempo que inviertes dedicándoselo a los demás, es tu mejor inversión. Duele dejar lo tuyo por los demás. Pero eso te hace revivir por dentro.

5.-Sí, atrévete hoy a morir. Hoy decídete a ser tú mismo, aunque te traiga consecuencias con los amigos. Decídete a ser coherente contigo mismo, aunque todos te digan que no sabes vivir la vida. Decídete a ser fiel, por más que te digan que “no sabes lo que te pierdes”. También los amigos te van ayudando a morir de a poquitos esa muerte lenta y dolorosa.

6.- Sí, atrévete hoy a morir. Es muy simple. Di la verdad, por más que te traiga complicaciones. Di la verdad, aunque te descubran culpable. Di la verdad, aunque con ello dejes de ganar más dinero. Habrás muerto por la verdad en vez de vivir con y de la mentira dentro de ti y tu vida ya perdería mucho de vida.

7.- Sí, atrévete hoy a morir. No elijas ni escojas tu muerte. Acepta la que te toca. Acepta el sufrimiento tal y como te viene. Acepta la enfermedad tal y como viene. Si te duele el pie, no prefieras que sea la mano. Te son suficientes los sufrimientos de turno. Quien hace selección en los sufrimientos terminan eligiendo los peores.

Esa es la mejor manera de morir para no morir. La mejor manera de morir para vivir.

Clemente Sobrado C. P.