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Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Sagrado Corazón de Jesús – Ciclo B

“Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua”. (Jn 19,31-37)

Como un oasis en el desierto de la vida, celebramos hoy la festividad del Sagrado Corazón de Jesús, una de las devociones más arraigadas en el corazón del Pueblo de Dios: los nueve primeros viernes de mes, las promesas del Corazón de Jesús.

En mayo de 1673, el Corazón de Jesús le dio a Santa Margarita María para aquellas almas devotas a su Corazón las siguientes promesas:
Les daré paz a sus familias.
Las consolaré en todas sus penas.
Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte.
Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.
Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de misericordia.
Las almas tibias se volverán fervorosas.
Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.
Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y venerada.
Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.
Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción.
Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento”.

Nos parece interesante vivir esta experiencia.
Pero las promesas ¿no nos harán olvidar lo esencial?
Porque lo que celebramos el misterio del Corazón de Dios en el Corazón crucificado de su Hijo.

Y celebrar el Corazón de Jesús es celebrar:
El amor de Dios al hombre.
El amor que se expresa en la entrega total.
En la Cruz Dios se entrega totalmente.
Una lanza abre la fuente de su Sangre y agua que limpia para que no quede ni una gota.

Celebrar el Corazón de Jesús es celebrar:
El corazón de Dios.
El amor que se da entero.
El corazón donde descubrir cómo ama Dios.
El corazón donde nos sentimos amados hasta el extremo.
El corazón con el que tiene que identificarse el nuestro.
El corazón donde Dios se nos revela a sí mismo.
Y donde revela lo importante que es el hombre.
Y donde el hombre se siente amado.
Y donde el hombre aprende a amar.

Clemente Sobrado C. P.

Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Sagrado Corazón de Jesús – Ciclo A

“Exclamó Jesús: “Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”. (Mt 11,25-30)

Celebramos hoy la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.
Celebramos la fiesta no de la inteligencia y razón.
Sino la fiesta del corazón.
Javier Álvarez Osorio lo llama: “El corazón de Jesús es un Corazón del viernes, el día de la Cruz”, citado por el Equipo de San Pablo.
Corazón del viernes, porque es el Viernes Santo donde mejor se manifiesta la verdad de su amor.

El Evangelio lo expresa bellamente.
El Evangelista sorprende a Jesús hablando con el Padre.
Expresando sus sentimientos con el Padre.
Y una de las cosas que comenta con el Padre es:
No es la inteligencia la que entiende el misterio del amor.
Sino que es el corazón.
Por eso no son los grandes sabios los que mejor entienden el misterio del corazón de Dios.
Los que entienden el misterio de Dios son los sencillos, los que no saben mucho, pero tienen un corazón grande.

No es fácil entender el misterio de la Cruz con la razón.
Al contrario, la crucifixión y la cruz hasta pareciera algo irracional.
La crucifixión habla de la irracionalidad del hombre.
La crucifixión habla de la brutalidad del hombre.
La Pasión no es fácil entenderla con la cabeza.
Sólo podremos entenderla con el corazón.
Mi Fundador, San Pablo de la Cruz, introdujo una linda jaculatoria:
“Que la Pasión de Jesucristo esté siempre grabada en nuestros corazones”.
Porque la Pasión y Muerte de Jesús es cosa del amor de Dios.
Porque la Pasión y Muerte de Jesús es cosa del corazón de Dios.
Al amor solo lo entiende el amor.
Y al corazón solo lo entiende el corazón.

Por eso de ese Corazón traspasado de Jesús:
Brota la última gota de sangre.
Brota el agua que lava la última gota de Sangre.
Brota la Iglesia, hecha sacramento del Corazón de Jesús.
Brota el cristianismo, sacramento del amor de Dios a los hombres.

Por eso son los sencillos los que mejor entienden el misterio de la gracia.
Porque:
Los sencillos no entenderán grandes teologías.
Los sencillos no entenderán grandes ideas.
Los sencillos tal vez no entienden todo ese proceso de juicios contra el inocente.

Pero los sencillos:
Entienden el amor.
Entienden lo que es ser amado.
Son capaces de “tener los mismos sentimientos que Cristo Jesús”.
Entienden que se puede cargar con el yugo de Jesús, porque es yugo de amor.
Aprenden la mansedumbre y humildad del corazón.
Y encuentran descanso, alivio, esperanza en el corazón de Dios.

La fiesta del Corazón de Jesús, como fiesta del “Corazón del Viernes”, es la fiesta:
De los que buscan el amor.
De los que creen en el amor.
De los que se sienten amados.
De los que sienten que Dios es de ellos y para ellos.
De los que se comprometen a amar.

Clemente Sobrado C. P.