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Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Domingo 26 – Ciclo B

“Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir porque no era de los nuestros”. Jesús respondió: “No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está en contra de nosotros está a favor nuestro”. (Mc 9,38-43.45.47-48)

“No es de los nuestros”.
Y es posible que sea muchos de esos que “no son de los nuestros”, sean sin embargo “de Jesús”.
Puede que muchos no pertenezcan explícitamente a la Iglesia.
Y sin embargo estén viviendo, sin decirlo, el Evangelio.
Por eso dice Jesús: “No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede hablar mal de mí”.

Pero llega hasta más.
Quien lee el capítulo 25 de Mateo, se encuentra que:
ni siquiera damos de comer en nombre de Jesús,
ni vestimos al desnudo en nombre de Jesús,
ni damos de beber en nombre de Jesús,
ni visitamos al enfermo en nombre de Jesús,
ni visitamos a los presos en nombre de Jesús.
Sin embargo, “a mí me lo habéis hecho”.

Está bien que todos pudieran ser “de los nuestros”.
Está bien que todos pudieran estar bautizados.
Está bien que todos pudieran ser Iglesia.
Pero el hecho de no ser institucionalmente Iglesia, no significa que “no sean de los nuestros”.

En un tiempo se decía “fuera de la Iglesia no hay salvación”.
Como si Dios pusiese fronteras a la salvación.
Como si Dios solo amase a los que están en casa.
Como si solo los que estamos dentro hiciésemos el bien.
Como si solo los que estamos dentro viviésemos los valores evangélicos.
Como si solo los que estamos dentro nos salvásemos.

Hay mucha bondad también en los que “no son de los nuestros”.
Hay mucha verdad y sinceridad en los que “no son de los nuestros”.
Hay muchos que cada día luchan por un mundo más humano y, “no son de los nuestros”.
Hay muchos que cada día se sienten solidarios de los necesitados y comparten lo que tienen.
Hay muchos que, estoy seguro de que sin saberlo “son de los nuestros”.

También el hermano mayor “era de los nuestros”, porque estaba en casa.
Y sin embargo, estaba en casa sin vivir ni la condición de hijo y menos de hermano.
Y el que se fue de casa, tenía el corazón en “la casa de mi padre”.
Y Dios hizo fiesta cuando regresó.

Me da miedo:
Cuando comenzamos a clasificar a la gente.
Cuando comenzamos encasillar a la gente.
Cuando comenzamos a poner fronteras entre buenos y malos.
Cuando comenzamos a excluir a los demás.

Que la Iglesia es el “sacramento de la gracia” no tengo dudas.
Pero tampoco dudo de que también fuera de la Iglesia hay mucha gracia.
Me quedo con la frase de Bernanos: “Todo es gracia”.
Por eso, aún los que institucionalmente “no son de los nuestros” hacen milagros de amor, de bondad, de generosidad.
No podemos ser de los que “prohibimos a los demás hacer el bien”.
Trabajemos juntos, que para todos hay trabajo.
Y Dios ama a todos sin excluir a nadie.

Clemente Sobrado C. P.

Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Lunes de la 21 a. Semana – Ciclo B

San Bartolomé, Apóstol

“Felipe encuentra a Natanael y le dice: “Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José de Nazaret”. Natanael replicó; “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” Felipe le contestó: “Ven y verás”. (Jn 1, 45-51)

La evangelización no se hace con grandes masas.
La fe no se recibe en sociedad anónima.
La fe se recibe personalmente.
Es un encuentro personal con Jesús.
Es un encuentro personal con Dios.

Los primeros pasos de la evangelización se llevan a cabo capilarmente.
La primera evangelización se lleva a cabo de persona a persona.
Primero es Andrés que se encuentra con Jesús.
Inmediatamente le lleva la noticia a su hermano Simón.
Ahora es Felipe que encuentra con Natanael y le anuncia al Mesías.
Y ante las dudas de Natanael lo lleva personalmente a Jesús.

Felipe ha encontrado a Jesús y le sigue.
Y no puede guardar el secreto.
No sabemos si Felipe y Natanael se conocía de antes.
Pero Felipe no puede callar lo que lleva dentro.
Felipe no puede callar lo que para él ha sido la gran sorpresa de su vida.
Encontrarse con Jesús no es para conservarlo en secreto.
Tiene que contarlo a los demás.
Tiene que decirlo a los demás.
Tiene que compartir su propia experiencia.

Este es el secreto de nuestra fe.
Si realmente la hemos descubierto, no podemos silenciarla.
Si hemos encontrado a Jesús no podemos callarlo.
La fe tenemos que transmitirle de persona a persona.
Cada cristiano debiera sentir la necesidad de hablar de su propia vivencia.
Cada cristiano debiera contar su propia experiencia.
Cada cristiano es un evangelizador.
Cada creyente debiera caminar por el mundo anunciando a todos.
“hemos encontrado a Jesús”.
“hemos encontrado a Dios”.
“hemos encontrado el Reino”.
“hemos encontrado el Evangelio”.

Más que grandes organizaciones, necesitamos grandes encuentros.
Más que grandes planificaciones, necesitamos aprovechar cualquier encuentro.
Si cada cristiano nos acercásemos a uno solo y le diésemos la buena noticia.
Si cada cristiano anunciásemos nuestra propia experiencia.
Si cada cristiano hiciésemos pública la figura de Jesús.

Es posible que al principio la gente se nos ría.
Es posible que al principio la gente no nos crea.
No importa.
Seamos nosotros quienes los tomamos de la mano y los llevamos a Jesús.
Que maravillosa sería la Iglesia si todos nos cogiésemos de la mano para llevar a los demás a Jesús.
Natanael no creía que de Nazaret pudiera salir cosa buena.
Pero también él se abrió cuando Felipe lo lleva a Jesús.
Ahora el problema ya no es entre Felipe y Natanael.
Ahora el problema es entre Natanael y Jesús.
Y a veces la fe llega por caminos muy simples y sencillos.
Bastó verlo debajo de la higuera.
Nada de grandes discursos sino meternos en la vida de los demás.
Puede que a ti, Jesús te llegue no viéndote bajo la higuera.
Pero sí conduciendo el carro.
Compartiendo un café con tu amigo.
O incluso asistiendo a un partido de fútbol.
La gracia tiene muchos caminos.

Clemente Sobrado C. P.

Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Miércoles de la 20 a. Semana – Ciclo B

“Al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajar y les dijo: “Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido. Salió hacia el mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros parados y les dijo:”Nadie nos contratado”. “Id también vosotros a mi viña”. (Mt 20,1-16)

En la Iglesia hay mucho que hacer.
En el mundo hay mucho que hacer.
Hay mucho que hacer en la transformación del mundo.
Hay mucho que hacer en el anuncio del Evangelio.
Y mientras tanto: hay demasiados cristianos de brazos caídos en la plaza de la vida.
Y Dios nos sigue llamando a todos.
No hay edad en la que tengamos disculpa para decir que no podemos.

El Papa Francisco, hablando a los seglares de Corea del Sur, durante su visita les dice:
“Este precioso legado sigue vivo en sus obras actuales de fe, de caridad y de servicio.
Hoy, como siempre, la Iglesia tiene necesidad del testimonio creíble de los laicos sobre la verdad salvífica del Evangelio,
su poder para purificar y trasformar el corazón,
y su fecundidad para edificar la familia humana
en unidad, justicia y paz.

Sabemos que no hay más que una misión en la Iglesia de Dios,
y que todo bautizado tiene un puesto vital en ella.
Sus dones como hombres y mujeres laicos son múltiples y sus apostolados variados,
y todo lo que hacen contribuye a la promoción de la misión de la Iglesia, asegurando que el orden temporal esté informado y perfeccionado por el Espíritu de Cristo y ordenado a la venida de su Reino”.

Hemos vivido durante siglos una Iglesia clerical.
Mientras los laicos no tenía nada que hacer.
Mientras los laicos no eran invitados más que escuchar.
Invitados a la pasividad.
No invitados a “trabajar en la viña”.

Ahora los laicos comienzan a sentirse llamados.
Pero el peso de la historia hace difícil la respuesta,
Tanto por parte de los sacerdotes como por parte de los mismos laicos.

El Papa los invita:
Al testimonio creíble sobre la verdad salvífica del Evangelio.
Su esfuerzo y poder para edificar la familia humana.
Existe un solo bautismo común a laicos y sacerdotes.
Pero existen muchos dones tanto en hombres como en mujeres.
Para comprometerse con el Evangelio con el mundo

Y Dios llama a todos.
Ningún bautizado queda excluido.
No todos sienten la llamada a la misma hora.
Unos antes y otros después.
Y ninguno puede disculparse.
Están llamados los niños.
Están llamados los jóvenes.
Están llamados los adultos.
Están llamados los ancianos.
Serán estilos distintos, pero una sola misión.

Dios llama a todas las edades.
Dios llama a cualquier hora.
Dios llama a cada uno según sus posibilidades.
¿Has sentido la llamada de Dios en la Iglesia?
No tienes edad alguna para decir que no.
¿Has respondido a la llamada de Dios en la Iglesia y el mundo?
Supongo no habrás puesta la excusa de Nicodemo: la edad.
No es cuestión de edad. Es cuestión de sentir la llamada.

Clemente Sobrado C. P.

Bocadillos espirituales para la Pascua: Jueves de la 6ta Semana – Ciclo B

San Matías, Apóstol

“No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé, Esto os mando que os améis unos a otros”.
(Jn 15, 9-17)

Hoy, la Iglesia celebra la fiesta de este “Apóstol añadido”, San Matías. Llamado a ocupar el lugar que otro ha dejado un vacío en los Doce. Y la Liturgia de la aplica el Evangelio que escuchamos ayer, domingo.

No fue de los Apóstoles elegido a primera hora.
Le tocó en suerte ser suplente de quien no supo responder a la llamada y elección de Jesús y falló en su vocación apostólica.
Pero Jesús sigue eligiendo, no quiere espacios vacíos.
A Matías le toca suplir al que no supo responder a la llamada.
A Matías le toca ocupar un lugar que otro dejó vacío.
Pero esa es la suerte de cada uno de nosotros.
Siempre hay fallos en la Iglesia.
Siempre hay quienes comienzan bien y luego deciden darse de baja, y a veces de una manera bien sucia y cobarde.
¿Y qué importa?
La llamada es la misma, aunque Matías sea llamado a través de la comunidad.
La llamada es la misma, siempre será la misión de ser el testigo de Jesús en el mundo.

Jesús lo ha dicho claramente “no sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido”.
Unas veces nos elige personalmente él.
No sabemos en qué momento eligió a Judas.
Otras veces nos elige a través de la comunidad.
Pero siempre será él quien guía esta elección.

¿Por qué eligió a Judas, si “desde el principio sabía que lo iba a entregar”?
Misterios de la gracia que a todos quiere dar la oportunidad, y no la niega, ni siquiera a quien luego será el que le pone precio en treinta monedes.
¿Por qué eligió a Matías luego a través de la comunidad?
Es el misterio de la comunidad reunida en nombre de Jesús y medio de la cual está presente también.

Toda elección es una delicadeza de Dios.
Toda elección es gesto amoroso de Dios.
Toda elección es un don de generoso de Dios.
Toda elección nos hace ocupar un lugar especial en el corazón de Dios.
Toda elección nos invita y nos encomienda una misión, que es la misma de Jesús.

Todos, como creyentes, somos unos elegidos de Dios.
Resulta maravilloso pensar que no somos nosotros quienes le hemos elegido a El.
Sino que somos elegidos por El.
Y por tanto ocupamos un lugar particular en su corazón.
Y tenemos una misión especial que cumplir.

Vivir la experiencia de “ser elegidos” puede ser la gran fuerza que nos anima, alienta y empuja a seguir adelante:
Los esposos son elegidos para ser “la pareja que revele su amor”. El matrimonio siempre ha sido en la Biblia el gran signo del amor de Dios.
Los sacerdotes y religiosos somos unos elegidos, pero poder ejercer el ministerio de servicio al Pueblo de Dios.
Y por el bautismo todos somos elegidos.
Es fundamental que constantemente regresemos a esta experiencia de “la elección”, porque es regar las raíces de nuestro ser de creyentes. Es regresar a las raíces de lo que somos y estamos llamados a ser.
Actitud de agradecimiento.
Actitud de de fidelidad.
Actitud de responsabilidad.
Actitud de alegría y de esperanza.
Quien te ha elegido te lleva dentro de su corazón.

Clemente Sobrado C. P.

Bocadillos espirituales para la Pascua: Sábado de la 3ra Semana – Ciclo B

San Marcos, Evangelista

“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará, el que se resista a creer será condenado”. (Mc 16,15-20)

La celebración de la fiesta de San Marcos, evangelista, rompe o interrumpe el capítulo 6 de Juan que es la base de la liturgia de todos estos días.

Y el gran mensaje que se nos ofrece hoy es el mandato de Jesús:
el universalismo del Evangelio.
el universalismo del anuncio.
el universalismo de la fe.
el universalismo de la salvación.
“Id al mundo entero”

El Evangelio tiene que encarnarse en cada lugar, en cada cultura de cada época y en cada raza y color.
Pero la encarnación no puede significar ni reduccionismos y privatizaciones.
Las culturas nos impondrán un modo de presentarlo.
Las razas y los distintos pueblos condicionarán el modo de anunciarlo.
Pero en modo alguno reducir su universalidad.
Ni tampoco su anuncio.

El creyente debe encarnarse en la cultura donde vive.
Pero la cultura no puede limitar su universalidad.
Tiene que estar dispuesto a “ir al mundo entero”.
Reducirnos a nuestra a nuestro provincialismo porque aquí hay necesidades es recortar el Evangelio.
Jesús fue claro cuando en Cafarnaún “todo el mundo te busca”.
Su respuesta es clara: “también en otras partes me necesitan”.

La fe y la Iglesia se empobrecen en la medida en que quedan apresadas por los localismos y provincialismos y regionalismos o nacionalismos.
La Iglesia tiene que tener una visión que está por encima de todos esos “ismos”.

También Israel necesitaba de la presencia de los Discípulos.
Pero Jesús los envía “al mundo entero”.
El universalismo es posiblemente uno de los mejores signos de la credibilidad del Evangelio.
El universalismo es una de las fuentes del enriquecimiento y vivencia de la fe.

Es cierto que no todos podremos ir por “el mundo entero”.
Pero aquellos a quienes el Señor ha llamado a la misión evagelizadora y al anuncio del Evangelio no pueden priorizar los localismos a la universalidad de todos los pueblos.
También a Jesús le necesitaban en Cafarnaún.
Todos te están buscando.
Pero la respuesta fue clara “vamos a otras aldeas, que también allí nos necesitan”.

Jesús quiere dar la oportunidad a todos.
Nadie debe quedar excluido del anuncio del Evangelio.
Nadie debe quedar excluido de las posibilidades de creer.
El mejor ejemplo lo tenemos en el mismo Pablo:
Fundaba una comunidad, la establecía.
Luego se largaba a crear una nueva.
Pablo, en nada se parecía a esos párrocos eternos que no aciertan a dejar su parroquia para que ella misma se abastezca a sí misma.

No somos católicos por pertenecer a Roma.
Somos católicos porque somos de todos y para todos.
Somos católicos porque nos interesamos de todos y por todos.
El mismo Jesús que se “sentó a la derecha del Padre”, “cooperará confirmando la palabra con las señales que los acompañaban”.
El creyente no cabe en su pequeño mundo provincialista. Solo cabe en el mundo entero.

Clemente Sobrado C. P.