“Jesús, levantando los ojos al cielo, oró diciendo: “Padre Santo, no solo ruego por ellos, ruego también por los que crean en mí por la palabra de ellos para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean en nosotros, para que el mundo crea que tu me enviaste. También les di la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí”. (Jn 17,20-25)
Leyendo el Evangelio siento pena de cómo lo hemos aguado.
Hemos reducido a nuestra fe a los diez mandamientos.
Nos confesamos por los Diez Mandamientos.
Nos sentimos buenos porque no hacemos mal a nadie.
Y leo el Evangelio y descubro:
Que creer es vivir el misterio de Dios en Jesús.
Es vivir el misterio de Jesús en nosotros.
Es vivir el mismo misterio que el Padre y Jesús.
Creer es vivir el misterio del Padre, del Hijo en el Espíritu Santo en nosotros.
En primer lugar ¿vivimos la verdad de que Jesús, ruega por nosotros como ruega los suyos?
Nos acompaña no solo nuestra oración, que puede ser mucha.
Lo más maravilloso es que Jesús mismo ruega al Padre por nosotros.
¿Que alguien se olvidó de orar?
Pues Jesús no se olvida de orar por él.
Y ahora me avergüenzo cuando alguien me dice: “Padre, ore por mí”.
¡Pero si Jesús ya ora por ti!.
¿Qué le pide Jesús al Padre para nosotros?
Algo esencial que no sé si nosotros nos atreveríamos a pedir:
“Que seamos uno”.
Pero “que seamos uno como el Padre y Jesús son uno”.
Que haya una comunión de Jesús con el Padre, del Padre con Jesús y Jesús con nosotros.
Ser cristiano es vivir la comunión de Jesús con el Padre y de Jesús con nosotros.
¿Seremos capaces de creer que entre Dios y nosotros pueda haber una comunión así?
Ahora comienzo a comprender a Pablo: “Ya no soy yo sino que es Cristo en mí”.
¿Cuántas cosas le pedimos cada día a Dios?
¿Le pediremos esta unión entre nosotros?
¿Le pediremos este amor entre nosotros?
¿Le pediremos vivir esta comunión de amor entre nosotros?
¿Le pediremos vivir esta comunión de vida de El entre nosotros?
Una unidad que termina siendo:
El mayor testigo de credibilidad en Jesús.
El mayor testigo de credibilidad de que Jesús es el enviado del Padre.
Lo explicamos por ideas y palabras.
Pero lo vivimos en el testimonio de nuestras vidas.
La unión entre nosotros depende de nuestra unión con ellos.
De la unión entre nosotros, ¿alguien se lo imagina? depende que el mundo crea.
No se trata de que nos llevemos bien.
No se trata de que nos entendamos entre nosotros.
No se trata de que no tengamos problemas entre nosotros.
Se trata de que el mundo pueda creer en Jesús.
Se trata de que el mundo crea que Jesús es realmente el enviado del Padre.
De nuestra comunión depende la fe de otros.
De nuestro amor depende que otros crean.
Nuestra comunión de amor y vida es lo que mejor nos configura con el Padre y Jesús.
Nuestra comunión de amor y vida es lo que mejor anuncia la fe en Dios y en Jesús.
¡Qué pena que esto lo tengamos tan olvidado!
¡Qué pena que demos tan poca importancia a amarnos!
¡Qué pena que haya tantos hermanos divididos!
Creer es mucho más que ir a Misa.
Creer es mucho más que rezar.
Creer es vivir en comunión con el Padre, con Jesús y entre nosotros en un mismo amor.
Clemente Sobrado C. P.